Eficiencia máxima contra la COVID-19
La crisis derivada de la pandemia causada por el coronavirus SARS-CoV-2 y la enfermedad que causa, la COVID-19, ha situado a todas las empresas ante unos retos hasta ahora desconocidos. A medida que la sociedad va logrando controlar la pandemia, se necesita reactivar todo el sector productivo para volver a la normalidad lo antes posible.
Con este fin, se hace necesario que la sociedad tenga la confianza suficiente en que las organizaciones hayan establecido, de manera proactiva, barreras reales y efectivas para impedir el contagio. Los clientes, los consumidores, los usuarios del servicio, los empleados que hacer todo esto posible... Son colectivos cuyo interés en que se establezcan las acciones adecuadas de seguridad biológica contra el virus SARS-CoV-2 es máximo.
Para asegurar la efectividad en la lucha contra el coronavirus en las Organizaciones, ACCM ha desarrollado el protocolo STOP COVID-19, un esquema certificable que evidencia el compromiso de la dirección de la organización con la puesta en marcha de todos los recursos disponibles que faciliten un espacio saludable para sus trabajadores, clientes y cualquier otra parte interesada, proporcionando un producto/servicio con las máximas garantías.
El protocolo incluye las tareas indispensables (según las normativas y recomendaciones publicadas por las administraciones públicas y sectoriales) para crear zonas seguras de contaminación biológica en todo tipo de sedes y servicios como industrias, empresas agroalimentarias, de transportes, comercios, hostelería, oficinas, residencias de mayores o centros educativos, entre otras.
Especialmente para el sector turístico en el protocolo STOP COVID-19 se incluyen las directrices y recomendaciones incluidas en la Norma UNE 0066 y sus diferentes especificaciones, como son las dedicadas a los servicios de restauración, balnearios, hoteles y apartamentos turísticos, agencias de viajes, campings y ciudades vacacionales, alojamientos rurales, campos de golf y otras dedicadas a los diversos subsectores de la primera industria española. Estos marcos de referencia fueron validados por el Ministerio de Sanidad antes de su publicación por la Asociación Española de Normalización (UNE).
La organización debe identificar los peligros reales a los que se enfrenta, que vienen definidos por la actividad que realiza y por las instalaciones con las que cuenta. Se deben evaluar estos peligros y determinar qué medidas se van a adoptar para minimizar los riesgos, incluyendo:
- Procesos de limpieza y desinfección efectivos.
- Barreras sociales para evitar contagios.
- Tipos de controles y con qué frecuencia se medirán.
- Formación a los trabajadores en las prácticas definidas para evitar los riesgos.
- Determinar qué equipos de protección son los más adecuados para el personal que trabaja en sus instalaciones, según los grupos de riesgo, y proporcionarlos.
- Sistemas de control externo (si son precisos) a emplear, como análisis de superficies, test a trabajadores...
Además, se deben establecer los canales de comunicación eficaces para informar a las partes pertinentes y, también, los medios de actuación necesarios cuando se detecte personal presuntamente infectado o que presente síntomas de COVID-19.
En definitiva, la obtención del certificado STOP COVID-19 es el valor añadido necesario para informar al mercado de que su entidad ha sido evaluada por un organismo independiente que certifica que los protocolos de actuación son cumplidos y que está preparada para hacer frente a peligros contra la Seguridad Biológica como es el virus SARS-CoV-2.
Aunque el escudo de protección total, como es conocido, no existe (y ACCM tampoco puede asegurar que la alta protección continúe si la organización auditada no mantiene sus medidas en el tiempo), la certificación es una garantía social de primer orden para mostrar que se han ejecutado todas las tareas posibles para el fin propuesto: proteger a las personas de la propagación del coronavirus.